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Conformación educativa social
Cómo llevarte bien con los demás
Cómo llevarte bien con los demás
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1Sonríe. Las personas nunca valoran demasiado la sonrisa. Aunque es posible que creas que sonreír no tendrá un impacto en lo que los demás piensen de ti, tomarte el tiempo de sonreírles les demostrará que te alegra su presencia y que eres una persona cariñosa y amable con la que vale la pena hablar. Ya sea que estés conversando con alguien o que estés pasando por el lado de alguien, haz el esfuerzo de sonreír la próxima vez. Además, estudios científicos han demostrado que sonreír en realidad te hace más feliz, ¡así que todos salen ganando! Haz un esfuerzo por sonreír al menos a diez personas el día de hoy. Una vez que lo conviertas en un hábito, se sentirá sumamente natural.
¿Cómo ser gracioso?
Ser gracioso no se trata de reírse de los demás o faltar al respeto a otros. Se trata de ser divertido de verdad y conseguir que la gente comparta una carcajada contigo. Tener un buen sentido del humor conlleva muchos beneficios. Ayuda a ver el lado más amable de la vida, ofrece felicidad a todo el que conoces, y es un factor decisivo o la hora de conseguir un empleo. Cierta encuesta reveló que el 98 por ciento de los empresarios prefieren dar empleo a alguien con buen sentido del humor. Así que, ¡aprende a sacar tu vena humorística y reírte de la vida con estos divertidos pasos!
1. Confía en tu sentido interno del humor. Ser divertido no es una “prenda de talla única”. Lo que te hace gracioso es único en ti por la forma en que observas el mundo que te rodea. Confía en que tienes tu vena humorística; por lo general desde los 4 meses de edad ya empezamos a reírnos, y todos los niños expresan cierto humor desde el jardín de infancia de forma natural para entretenerse a si mismos y a los demás. Así que piensa que el humor ya está en ti; ¡solo déjalo salir! •Identifica qué cosas te hacen reír. Probablemente esas mismas cosas hacen reír a otros también. Y si no, no puedes ganarte a todos, ¿verdad? Busca libros, películas, espectáculos fotos, historias, palabras, gente, incidentes, estupideces, catástrofes, etc., que te hagan gracia. Toma nota de estas cosas.
•Haz cosas graciosas y disfruta de reírte con lo que te gusta. Lee tiras de cómic, comparte chistes con los niños, haz alguna tontería solo porque sí, y ríete tan a menudo como puedas. Desarrolla tu sentido del humor hasta que seas capaz de que otros se rían contigo.
•Descubre “por qué” algo te hace reír. ¿Quieres ser gracioso? Entonces tendrás que estudiar un poquito. Cuando algo te resulte gracioso y te haga reír, pregúntate “¿por qué creo que esto tiene gracia?” ¿Por qué una foto de tu jefe vestido de bebé es divertida? ¿Por qué te hace gracia una foto de un alienígena fumando, con sombrero mexicano? Cuanto más profundices en las razones, más fácil te será hacer chistes que hagan reír a otros.
2. Aprende algo sobre el mecanismo de la risa. Reír en si es involuntario. Aunque es fácil retener la risa si lo deseamos (no siempre se puede), no podemos reírnos de verdad cuando se nos antoja, y hacerlo resulta en una risa forzada, que no es natural. Afortunadamente, la risa es muy contagiosa y en un entorno social es fácil empezar a reír cuando otros lo hacen. •Hay tres cosas principales que nos hacen reír: El sentirse superior sobre otro que parece más “torpe” que nosotros; la diferencia entre lo que esperamos que suceda y lo que realmente sucede al final; o la liberación de una ansiedad o preocupación.
•Piensa en la segunda razón: lo que esperamos y lo que sucede finalmente. La definición graciosa es: incongruencia cognitiva. Esperamos cierto resultado porque es lo que se ve cada día, comúnmente, y nos sorprendemos cuando nuestras expectativas son completamente erróneas. Básicamente, esta sorpresa nos hace reír. •El comediante Jackie Mason ilustra así el punto: "Mi abuelo siempre dice, 'No vigiles de tu dinero, vigila tu salud.' Así que, un día estaba vigilando mi salud y alguien me robó el dinero. Fue mi abuelo"
•Este chiste juega con una de nuestras expectativas básicas: Los abuelos son amables y entrañables, totalmente inofensivos. El chiste es gracioso porque el abuelo acaba siendo un granuja, ladrón y de doble cara.
•La gente se ríe de cosas diferentes. Algunos encuentran graciosas las noticias sensacionalistas; para otros la sátira es la clave. Aprende cuál es cuál y emplea tus chistes y anécdotas de forma que abarquen diferentes clases de humor y emociones a la vez. •No todo el mundo sabe cómo se siente al pilotar un helicóptero, ser millonario, o tener un bebé. Pero la mayoría de las personas saben cómo es ir muy rápido, fantasear sobre el dinero y amar a alguien profundamente. Así que, haz que tus bromas abarquen mayor amplitud utilizando emociones básicas y profundas, comunes para todo el mundo.
Parte 2 de 5: ¿Por qué Algo Es Gracioso?
1. Confunde a la mente. Confundir la mente es lo que antes decíamos sobre la incongruencia cognitiva, es decir, una sorpresa. Esto es cuando creas una diferencia entre lo que alguien espera que suceda y lo que sucede al final. Los chistes usan este elemento para elevar el nivel de incongruencia al máximo, desviando la atención de tu mente de la misma forma que con un truco de magia. •Básicamente, esta técnica se basa en la forma cognitiva de procesar los errores, dando la vuelta a lo que presuponemos y confundiendo la mente con palabras. Todo sucede muy rápido e inconscientemente, y el humor hace que tu cerebro procese las señales confusas de una forma “graciosa”; si pillas el chiste, empiezas a reírte. •Por ejemplo: “¿Qué animal es dos animales a la vez? El gato, porque es gato y araña”. Este chiste funciona porque se puede interpretar la respuesta de dos formas, y el cerebro queda temporalmente confundido por su incapacidad de procesar algo inesperado. Por eso son graciosos los juegos de palabras.
•La idea es conseguir que el resultado sea una sorpresa total y, en el momento justo, dar la vuelta a la historia y descubrir qué pasa al final. •Observa esta cita de Groucho Marx: “Fuera de un perro, un libro es el mejor amigo del hombre. Dentro de un perro está demasiado oscuro para leer”. O esta otra de Rodney Dangerfield: "Mi esposa me estaba esperando en la puerta de entrada vestida con ropa interior muy sexy. Lo malo es que era ella la que estaba llegando a casa”.
2. Ve a lugares aburridos o poco graciosos. Cuanto menos gracioso es el lugar, más fácil es encontrar elementos humorísticos por sorpresa. Por otro lado, es más difícil que algo nos sorprenda de forma humorística si ya esperamos encontrar algo gracioso en el lugar. En eso se inspira el monologuista Jordan Cooper para “ser gracioso sin siquiera intentarlo”, según el título de su obra. •De nuevo, esto ha de suceder por sorpresa: esperamos que un lugar aburrido tenga pocos elementos irrisorios, mientras que si vamos a un club de la comedia esperamos pasarnos el rato a carcajada limpia. Por eso es más fácil hacer reír a alguien en la oficina que en un club de la comedia.
•El show de la NBC The Office, usa una oficina como escenario: no puede haber un lugar más aburrido (para colmo se dedican a vender papel). No estamos acostumbrados a ver un lugar de trabajo así como un sitio divertido, así que cuando sucede algo gracioso, resulta “especialmente” divertido.
•¿Recuerdas la comedia de Christopher Guest, Best In Show? La película trata sobre el dueño de un perro que se presenta a un concurso canino. En la competición, los dueños de cada perro despliegan un abanico de personalidades como en un microcosmos que refleja la sociedad en general. La parte graciosa es que se trata de un concurso canino. Si esperas reírte a carcajadas, el último lugar al que se te ocurriría ir sería a un concurso canino.
•Las situaciones serias son como los lugares serios. Mucho de nuestro humor se deriva de situaciones y eventos muy serios de la vida diaria. Para probar el punto, observa esta salida aguda de Winston Churchill. Un diputado le preguntó durante una sesión parlamentaria: “Señor Churchill, ¿se está quedando dormido mientras hablo?” Churchill respondió: “No, es totalmente voluntario”.
3. Da el golpe en el momento preciso. Medir el tiempo es realmente importante, porque si le das al cerebro mucho tiempo para pensar sobre el chiste, el momento gracioso se pasa. Es por eso que los chistes que ya has oído antes no funcionan, porque el cerebro reconoce la situación y sabe cómo va a terminar, lo que desinfla la respuesta de la risa. Por eso, reacciona a tiempo y remata el chiste en el momento preciso. •Un comentario o réplica puede ser muy divertido. Alguien dice algo que no es gracioso por sí solo, pero ahora tú haces un comentario que hace que lo que dijo sea divertido de verdad. Aquí el momento es crucial. Tu frase graciosa ha de salir rápidamente y entera para que haga gracia. •Por ejemplo, tu amigo está pensando en el pelo y de repente dice: "¿No es un poco raro que solo tengamos pelo en la cabeza y en la zona púbica?" Tu amigo ni siquiera espera una respuesta, pero ahora tú dices: “¡Hey, habla por ti!"
•Las réplicas agudas no siempre provocan carcajadas. Una conversación llena de réplicas graciosas simplemente puede hacer que una audiencia permanezca en estado de buen humor mucho tiempo después de que el show se acabe. •Toma como ejemplo esta conversación entre los famosos escritores William Faulkner y Ernest Hemingway. Faulkner dijo sobre el estilo sencillo de escritura de Hemingway: "Él nunca usa una palabra que obligue al lector a consultar un diccionario." Hemingway le respondió: "Pobre Faulkner. Se piensa que las grandes emociones vienen de grandes palabras"
•Si el momento no es el apropiado, no metas la pata con el chiste. Lo peor que puedes hacer si quieres ser divertido es soltar un chiste cuando tu momento pasó. No te preocupes, tendrás muchísimas oportunidades más de sacar a relucir tu agudeza.
4. Aprende otras formas de comedia. Hasta ahora hemos explorado el concepto de expectación contra resultado, y la idea de explotar los lugares/situaciones aburridos midiendo los tiempos de comedia. Pero hay algunas claves más que completarán tu educación humorística. •Los juegos de palabras. Muchas veces la comicidad proviene de una confusión lingüística (sin intención), o juegos con las palabras (intencional). •Los despistes Freudianos son errores lingüísticos que revelan lo que estás pensando realmente, en lugar de decir lo que querías decir, y generalmente son de naturaleza sexual.
•Un juego de palabras es más intencional: "Hoy tenemos paella para comer, pero preferimos que sea pa-nosotros". O este otro, donde las palabras “Hockey” y “pelea” están intercambiadas: "Fui a ver una pela el otro día y comenzó un partido de hockey."
•Cambiar el rango de alguien. Confundir el estatus de alguien o algo que ha permanecido así desde siempre, puede resultar muy divertido. Por ejemplo, que el gerente de una compañía le pida a la recepcionista un consejo sobre cómo hacer que funcione la empresa. •O, tal como hizo Stephen Colbert, tomar una frase hecha y gastada como "Si quieres que el mundo cambie, comienza por ti mismo" y decir "¡No por favor! A algunos de nosotros nos gusta tal y como está. Personalmente, las cosas me van bastante bien ahora mismo".
•Conoce a tu audiencia. Ten una idea de lo que resulta gracioso para los que te rodean. Cuando te encuentres entre personas que no conoces bien, limítate a escuchar de qué temas hablan y qué les hace reír. ¿Son de los que se ríen con juegos de palabras? ¿Les gustan las payasadas, o el humor físico? Cuanto mejor conozcas a alguien, más fácil será hacerle reír.
Parte 3 de 5: Amplía tu Repertorio
1. Extiende tu repertorio de chistes y bromas. Es mucho más fácil encontrar situaciones divertidas en temas que conoces bien: lo que sucede en tu lugar de empleo, tu impresionante conocimiento de la poesía del siglo XVII, tus viajes de pesca y acampada, etc. Sea cual sea el material de tus chistes, han de resultar familiares a tu audiencia. Aunque tus chistes sobre los poetas del siglo XVII sean geniales, probablemente no funcionarán en todos los entornos. •Amplia tus horizontes de forma que estés en sintonía con una mayor variedad de personas. Si eres capaz de encontrar graciosas la física y Paris Hilton, por ejemplo, ya estás pillando la onda. Encontrar paralelos interesantes entre temas muy diferentes puede resultar muy gracioso, si se hace bien.
•Trabaja tu inteligencia. De alguna forma, ser gracioso es simplemente mostrar que tú eres lo suficientemente inteligente como para encontrar los detalles graciosos que otros no ven. Los cómicos hacen esto como rutina todo el tiempo. Ellos pueden señalar las higiénicas costumbres de los curas, por ejemplo, y compararlas con los hábitos de higiene corporal de los chimpancés, haciendo que cualquier persona de inteligencia promedio se parta de risa sin mucho esfuerzo.
•Se observador. Aunque saber mucho puede incrementar tu capacidad humorística, no hay nada que sustituya “ver” mucho. De hecho, hay personas con mucho conocimiento que no saben ver la cara graciosa de las cosas. Busca la gracia en las situaciones cotidianas, y observa lo que otros no ven. A menudo, el humor está en frente de tus narices y ni siquiera te has dado cuenta, pero cuando te lo enseñan, es lo que más gracia te hace.
2. Aprende de la gente graciosa. Puedes alcanzar cotas más altas de humor si escuchas a los que son graciosos. Ya sean comediantes profesionales, tus padres, tus hijos o tu jefe, aprender de quienes son graciosos es un paso clave para llegar a ser alguien gracioso como ellos. Toma nota de las cosas más graciosas que digan o hagan. Identifica las cualidades que más admires de esas personas. Incluso si imitas lo que otros hacen cuando interactúan de forma cómica, lograrás aumentar tremendamente tu capacidad de hacer reír y tu sentido del humor. Trata de empaparte de sus técnicas para hacer reír y desarrollarás un extenso repertorio del que echar mano. Puedes lograrlo de las siguientes maneras: •Júntate con gente divertida. Te contagiarás de su humor. Tendrás muchas más oportunidades de recitar de un tirón tus chistes en un entorno favorable. Si tus chistes no funcionan con tus amigos, puedes descartarlos y buscar otros que sí funcionen. Ya sabes, no descartes a tus amigos, mejor cambia de chistes.
•Mira shows divertidos. Hay muchísimos shows de televisión y películas repletos de comedia excelente. Los británicos, por ejemplo, tienen un humor seco, basado en situaciones culturales, mientras que los americanos tienen muchos más juegos de palabras, más humor físico, y a menudo incluyen asuntos raciales y sexuales. Observar una variedad de shows de comedia te ayudará a entender las diferentes actitudes culturales hacia el humor.
•Observa a quienes improvisan. Todos los buenos comediantes saben improvisar, pero los que escogen la improvisación como forma de ganarse la vida son desternillantes. Asiste a un show de improvisación y trata de participar tanto como puedas; te reirás muchísimo y podrás observar cómo toman una situación desconocida e imprecisa y la convierten en algo gracioso instantáneamente.
3. Lee, lee, lee. Ten siempre contigo algo para leer que sea divertido y consúmelo como te dijo tu mamá que no lo hicieras. Los químicos se convierten en químicos leyendo y practicando la química; los escritores deportivos se convierten en escritores deportivos leyendo y escribiendo sobre deportes; tú te convertirás en una persona más graciosa si lees chistes y los practicas. •Hay muchos excelentes autores que escriben literatura divertida. Busca listas de autores de humor en la red, o revisa en la biblioteca la sección de obras cómicas. •Puedes leer libros de autores como James Thurber, P.G. Wodehouse, Stephen Fry, Kaz Cooke, Sarah Silverman, Woody Allen, Bill Bryson, Bill Watterson, Douglas Adams, etc. (No te olvides de los libros para niños; ¡pueden ser una fuente increíble de inspiración para el buen humor!)
•Lee libros de chistes. No te hará daño memorizar algunos buenos chistes. Con un poco de suerte, al leer estos libros te inspirarás para crear tus propios chistes y tener más ocurrencias divertidas. Al leerlos trata de distinguir los elementos que componen un buen chiste. De igual modo, intenta analizar por qué algunos chistes no son tan buenos. Cuando crees tus propias bromas, observa las reacciones de quienes te conocen cuando los lean o se los cuentes, y se autocrítico. Si tu chiste no es bueno, es mejor que te lo digan y no te endulcen la noticia de que no eres tan agudo como creías. Así seguirás mejorando y no harás el ridículo.
•Lee sobre ocurrencias breves. Los que tiene buenas ocurrencias acaparan la atención. Dorothy Parker era brillante con sus agudezas rápidas; por ejemplo, cuando alguien le dijo que Calvin Coolidge había fallecido, ella replicó: “¿Cómo te lo dijo?”. •Debes tener agudeza y chispa para soltar una buena salida graciosa, pero estudiar a otras personas puede inspirarte. Piensa en el propio Calvin Coolidge; una mujer se le acercó y le dijo: "Sr. Coolidge, he hecho una apuesta con un amigo. Él dice que es imposible sacarle a usted más de dos palabras”. Coolidge replicó: "Usted pierde."
Parte 4 de 5: Los Beneficios de Ser Gracioso
1. Enfócate en los beneficios de ser gracioso. Desde un punto de vista motivacional, el propio proceso de convertirte en alguien más gracioso, te ayudará a darte cuenta de los extensos beneficios de tener gracia y hacer reír a otros. Hay beneficios para el comediante y para la audiencia: •El humor te da más energía y te hace estar más alerta. Reír hace trabajar a los músculos de tu cintura y te deja con una sensación de ligereza y vitalidad. Es como un “descanso mental” sin tomarse vacaciones.
•El humor puede reducir la ansiedad. Usar la risa antes de un examen, test, o presentación, es la forma ideal de reducir la tensión y los niveles de estrés. Un chiste a tiempo, sobre todo al comienzo, puede hacer que una situación embarazosa se convierta en una feliz ocasión social.
•Reírse puede reducir el dolor. Numerosos estudios demuestran que la risa tiene la capacidad de reducir el dolor que produce una enfermedad seria por cierto tiempo. Ser gracioso cuando visitamos a un amigo hospitalizado puede ser un soplo de aire fresco para él.
2. El humor elimina barreras entre personas. La risa es un lenguaje universal. Steve Allen dice que el humor actúa como "lubricante social y agente humanizante", lo cual le da al humor un papel esencial para superar los peores momentos. Durante ambas guerras mundiales, los comediantes y dibujantes de comics trabajaron para mantener la moral alta entre los combatientes y la sociedad en general. •Ser gracioso puede ayudar en el aprendizaje. Si estás en posición de enseñar a alguien, el uso del humor puede ser una herramienta fantástica para facilitar el aprendizaje. Relajar el ambiente en el aula o el lugar de trabajo mediante el buen humor para que todos estén más receptivos y dispuestos a aprender, es una vieja tradición que funciona de verdad.
•Ser gracioso estimula la creatividad. David M. Ogilvy reconoció este hecho cuando dijo: "Las mejores ideas viene como los chistes. Trata de pensar lo más alegre que puedas." Considera el caso de Richard Feynman, el físico ganador del premio Novel, quien se pasó la vida gastando bromas y siendo ingenioso, incluso mientras trabajaba en el proyecto Manhattan.
•Ser gracioso te hace ver más amigable. ¿Te ha sucedido alguna vez que has asustado a un niño sin querer, o el pequeño ha tenido miedo de ti? ¿Verdad que ser gracioso en ese momento, sonreír, o decir una pequeña broma ha relajado la situación? Esa es una reacción natural cuando queremos parecer menos amenazantes para otros.
3. Sube en la escala corporativa con humor. Peter Ustinov hizo in comentario muy perspicaz diciendo que "la comedia es una manera sencilla de ser serio." De hecho, si se te conoce como alguien que trabaja duro y tiene buen sentido del humor, serás la persona con quien los demás querrán estar. Ser divertido en el trabajo ayuda a crear buenos equipos laborales, y relaja el ambiente de estrés del trabajo. A demás, la gente graciosa suele ser creativa, de mente abierta ante los desafíos, y no se echa atrás a la hora de resolver problemas. •Piensa en ser un líder divertido. Un líder que se rinde con facilidad provoca que su equipo se venga abajo. Si tienes una posición de liderazgo o un trabajo como supervisor, imprime en tu equipo un tono de buen humor y haz que la diversión sea parte del trabajo. Investiga cuál es la idea que tienen tus empleados acerca de pasarlo bien, y comienza a construir relaciones de confianza basadas en la diversión dentro del trabajo.
•Piensa en formas graciosas de lidiar con problemas difíciles. Trata de hacer que un problema laboral se convierta en una situación graciosa sin parecer frívolo. Te sorprenderás de ver cómo se relaja el ambiente si le das la vuelta a esa situación estresante. •Por ejemplo, un equipo con la moral baja puede elevar su ánimo con humor, tal como ocurrió cuando el banco de Pennsylvania dio inicio al programa "Premio al Peor Cliente de la Semana". Se trataba de premiar con champán al empleado que contara la peor experiencia al atender un cliente durante esa semana. El resultado fue que cada empleado comenzó a desear atender a los clientes más difíciles y con peores modales. ¡Quién se lo hubiera imaginado!
Parte 5 de 5: Júntalo Todo
1. Prepárate para ponerte a ti mismo en el punto de mira. Los buenos comediantes tienden a ponerse a si mismos como su principal objeto de bromas, ya que conocen sus defectos mejor que nadie. De esa forma, al mostrar todos los defectos de su personalidad, instantáneamente conectan con nuestros propios defectos, lo que nos produce mucha risa. •George Bernard Shaw resumió esto así: "Cuando algo es gracioso, búscale con cuidado una verdad escondida." Todos pasamos demasiado tiempo tratando de ser mejores personas, así que suavizar las verdades incómodas de nuestra personalidad con humor, se convierte en una forma de relajar la tensión.
•No te tomes muy en serio a ti mismo. Aprovecha los momentos más embarazosos de la vida, las meteduras de pata más monumentales, los peores malentendidos de los que tú tuviste la culpa, y las ocasiones en que contaste un chiste y solo se oyeron los grillos.
•Contar a otros lo que te sucedió en una situación muy embarazosa es una manera estupenda de hacerlos reír. Toma como ejemplo lo que contó el famoso cómico de improvisación Colin Mochrie: "Él tiene la clase de cara que solo su propia madre podría amar, si su madre tuviera un solo ojo y tuviera cataratas en el otro…pero sigue siendo mi querido hermano gemelo."
•Se capaz de mencionar cosas sobre ti mismo que a otros les daría miedo decir. Por ejemplo, si eres muy alto, o tienes los dientes torcidos, o podrías perder unos kilitos, haz un chiste al respecto. Esto abre la puerta para que otros se rían contigo al ver que eres capaz de reírte de ti mismo. •Si te estás haciendo mayor, suelta algo sobre los estereotipos acerca de la gente mayor como: "La gente me llama a las 9 de la noche y dicen: '¡Oh, lo siento! ¿Te he despertado?'"
2. Aprende a rebajarte y ser humilde. Comportarte así te hará ver más accesible y, cuando te pongas gracioso, los demás te verán al mismo nivel que ellos mismos. Verán que pasas por los mismos problemas y que eres alguien normal. Solo asegúrate de destacar las cosas positivas y de no parecer autodestructivo o inseguro, lo cual te haría ver más patético y digno de lástima que divertido. Los asuntos psicológicos más profundos pueden desviar la atención hacia el individuo en lugar de ser humorísticos. •Aquí tienes algunos chistes para reírse de uno mismo que te harán ver cuántos matices tiene este tipo de humor: •Rodney Dangerfield hizo una broma sobre su apariencia y su cordura a la vez: "Fui al psiquiatra el otro día y me dijo: 'Usted está loco.' Le dije que quería una segunda opinión y me dijo: '¡OK, usted es feo también!'"
•Redd Foxx dijo lo siguiente sobre su propia dependencia a las drogas y el alcohol: "Me da lástima la gente que no se droga ni bebe alcohol. Algún día estarán en un hospital, a punto de morir, y se preguntarán por qué."
•Finalmente una de Henry Youngman: "Yo era tan feo al momento de nacer, que el doctor le dio de bofetadas a mi madre."
•Aprende a escuchar con atención, y aprenderás durante toda tu vida. Escucha a los demás atentamente, presta atención a lo que dicen y entenderás lo que son. No hay nada más humilde de tu parte que admitir que puedes aprender de otros a ser más gracioso. Cuando estás ocupado en enfocarte en otros en lugar de en ti mismo, consigues una percepción más clara de cómo ayudar a otros mediante el humor. También te permite observar y contar los pequeños gozos de la vida, mejorando tu sentido del humor y tu empatía.
3. Reconoce el momento de no ser gracioso. Steve Allen hizo notar que todo puede ser objeto de risa, incluyendo religión, muerte, cáncer, abuso, etc., pero destacó que socialmente no es aceptable reírse de todo. •Conseguir el equilibrio apropiado es muy importante cuando tratas de ser gracioso; hay momentos en que hacer una broma sobre algo solemne o trágico puede caer pesado y ofender a alguien. Confía en tu sentido común. Piensa en cuando tu familiar menos favorito empezó a reírse de ti en frente de todos con malicia. ¿Cómo te sentiste?
•Haz el test "Cómo me sentiría si…?" Will Rogers dijo una vez: "Todo puede ser gracioso mientras le pase a otro." ¿Sería tan gracioso si me estuviera pasando a mí? Este punto no tiene discusión por el hecho de que todos los humoristas son capaces de reírse de si mismos. Reconoce la diferencia entre humor sano y el mal gusto o los insultos.
•Ten cuidado con los chistes y las bromas en las siguientes situaciones: lugares de trabajo, bodas y funerales, lugares de adoración o eventos religiosos, cualquier lugar en que tu humor se podría confundir con hostigamiento o discriminación, o si tus bromas pudieran dañar físicamente a alguien (como bromas pesadas).
4. Reponte. Toda persona con buen sentido del humor y graciosa sabe cómo reponerse de una broma que no funcionó: perdónate a ti mismo. A veces un chiste es un fracaso total, o una observación que a ti te pareció divertida, a otro le molesta. No te desanimes. •Aprende de tus errores cómicos, y sigue intentándolo. Hasta los comediantes mejor pagados fracasan con el público algunas veces, y nadie espera que seas gracioso todo el tiempo. Si sientes que estás fuera del juego por un tiempo, ¡no lo fuerces!
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