Cuando besamos a alguien, sobre todo si lo hacemos de forma apasionada, estamos poniendo en marcha alrededor de 30 músculos faciales distintos, lo que hace que nuestro pulso se acelere de 70 a 140 pulsaciones por minuto.
Además, tiene un efecto estético pues ayuda a que las pequeñas arrugas de la comisura de los labios no se formen. Incluso, la movilización de todos esos músculos ocasiona que dichos ceños disminuyan.
También movilizan las secreciones hormonales que funcionan como analgésicos. Así mismo, ayudan al organismo a paliar los efectos de un sistema inmunológico débil por ejemplo, para fortalecerlo.
Un beso ayudará a adelgazar, pues en cada beso se queman alrededor de 12 calorías y auxilian en la prevención del colesterol alto, pues los niveles de estrés y de tensión, dos de los elementos responsables del colesterol alto y problemas cardiovasculares, disminuyen considerablemente en cada beso.
El labio superior femenino es una de sus zonas más erógenas, incluso hay masajes japoneses que se practican en esta parte solamente para liberar la energía sexual o estimular el deseo.
Las investigaciones apuntan a que los besos sencillos también favorece para la prevención de enfermedades ocasionadas por el estrés por ejemplo. Apasionados o no, los besos funcionan de igual manera.
Lo de hoy son los besos que además de demostrar el amor y la pasión, fortalecen el sistema inmunológico, reduciendo el estrés y mejorando la calidad de vida.
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