Foméntalos en tu hijo con paciencia, afecto y comprensión. El autoritarismo, los retos, y los castigos no son operativos. Una motivación fuerte, estimulada desde la primera infancia, será su mejor aliada a la hora de estudiar.
Un bolígrafo o un lápiz en la mano favorece aún más la atención ya que siempre se retiene mejor lo que se estudia cuando se subraya, se hacen esquemas e, incluso, cuando se adorna el texto con comentarios escritos en los márgenes. Lo que se lee pasivamente, en cambio, tiene más probabilidades de ser olvidado.
La habitación tiene que estar bien iluminada y es preferible que la luz entre por la izquierda. El niño debe estar cómodo pero no "desparramado'', ya que el estudio necesita un organismo activado que facilite la concentración.
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