Sexo con nombre y apellido


Qué frecuente es ver una madre convencida de que su hija de 18 años no tiene relaciones sexuales. "Sus amigas sí, pero ella no". Y se le olvida que su hija es, para otra mamá, una de esas amigas.

El tema de la sexualidad en los jóvenes, cuando de los propios hijos se trata, puede hacer tartamudear a cualquiera.
SOBRE EL INICIO SEXUAL 
Ana Luisa se entera de que Gabriela, su hija de 17 años, ha tenido relaciones sexuales. ¿Cuál sería su reacción? 

"Primero que nada le haría saber que estoy presente y que sé lo que está sucediendo. Espero que la situación pase y me calmo, pues si actúo de inmediato mi reacción podría no ser la más adecuada. Una vez que el muchacho se vaya, la regañaría, pero con razonamiento, y le hablaría sobre la responsabilidad que implica tener relaciones sexuales".  
Que una joven de 17 años tenga sexo no debería sorprender a ninguna madre. Si ése es el caso, entonces está llegando tarde a la vida sexual de su hija. Según el doctor Jorge Rísquez, especialista en Medicina del Adolescente, 90 por ciento de los jóvenes de 19 años ya tiene relaciones sexuales. Aunque la iniciación depende mucho del contexto sociocultural, en promedio se da entre los 17 y los 18 años. "En las poblaciones de bajos recursos económicos suele ser antes -alrededor de los 14 años-, y, como consecuencia lógica, los embarazos son más tempranos".  
Edades y condiciones aparte, la realidad es clara: los adolescentes tienen relaciones sexuales. Los hijos del vecino, los de la compañera de trabajo, los del dueño de la farmacia... y también los propios.  
"Muchos padres se rasgan las vestiduras cuando saben que sus hijos tienen sexo y culpan al novio de la hija ('ese sinvergüenza') o a la novia del hijo ('tan vagabunda')". Pero en lugar de perder tiempo en ello, deberían invertir sus energías en adelantarse a la "sorpresa" y hablar abiertamente del tema. Y ello debe hacerse aprovechando los momentos oportunos que la cotidianidad permita.  
"Los hijos toman la decisión, independientemente de si sus padres están de acuerdo o no. Y tendrán relaciones donde puedan: en la casa, en la casa de una amiga o en el carro. Y lo seguirán haciendo, así que los padres deben enfocar el asunto desde otra perspectiva: la prevención". 

SOBRE LOS ANTICONCEPTIVOS 
Eliana encuentra unas píldoras anticonceptivas en la cartera de Alexandra, su hija de 16 años. ¿Qué actitud tomaría? 
"Primero creo que desearía tomarme una pastilla para los nervios. Pero si actúo como debe ser, no la regañaría, sino que le preguntaría desde cuándo está tomándolas y le recomendaría hacerse un control ginecológico. En todo caso, razonaría que es preferible que las use de forma correcta antes de que quede embarazada. No podría prohibirle que las tome, sería peor, pero le diría que yo, como mujer (no como mamá), me daría más tiempo para decidir cuándo y con quién usarlas".  

Al respecto, el doctor Rísquez comenta que ya cuando los padres saben que su hijo o su hija tiene una pareja estable, entonces deben necesariamente hablarles con claridad sobre la posibilidad de tener relaciones sexuales y de cómo prevenir una enfermedad o un embarazo. Es decir, tienen que hablarles de métodos de planificación familiar.

Encontrar unas píldoras a una hija o un preservativo a un hijo y no haber hablado con ellos al respecto es estar a destiempo. Ya los usan, y a lo mejor de forma incorrecta, porque quizás nadie les ha explicado cómo hacerlo.  

"El primer método anticonceptivo es la información. Es la comunicación y la orientación que se les da a los hijos. Y si los padres no se sienten capaces de darla, entonces deben acompañarlos a un servicio médico que los oriente". 
Otro método muy eficaz, pero prácticamente pasado de moda para los jóvenes de hoy, es la abstinencia. Y de ella también hay que hablar. Un temor muy común entre los padres es que tocar el tema de los métodos de planificación familiar con sus hijos implique "darles permiso" para que tengan relaciones sexuales. "Eso no es así. Hablarles de ello es darles la información que necesitan. Y ésta tiene que ir acompañada con la posición que tienen los padres al respecto. Es decirles que deben usar un preservativo, por ejemplo, pero también que es mejor esperar a estar preparados para ello". 

SOBRE LAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL 

Amalia sabe que la novia de su hijo tiene VPH. ¿Qué haría? 

"Asumiendo que la muchacha es buena, pero actuó mal en un momento y se contagió, le diría a mi hijo que obligatoriamente tiene que usar un condón que lo proteja de la enfermedad. Si él siente que está enamorado, no puedo pedirle que la deje y no tengo por qué rechazarla para el resto de mi vida".  
Hoy en día la preocupación de los adolescentes, en especial las hembras, es, definitivamente, el embarazo. Y es un paradigma que los padres deben ayudar a cambiar, pues aun cuando es cierto que un bebé puede truncar la vida de una joven, también lo es que una enfermedad sexual puede afectarla severamente. 
"En este punto, no se trata de meterles miedo. Es más bien decirles que el sexo es bueno, fácil y placentero. Pero que también tiene consecuencias e implicaciones más allá de un embarazo, como una enfermedad que puede ser banal e incluso llegar a ser mortal, como el sida", aclara el especialista.  
Para el horror de muchos padres, actualmente es común el llamado sexo social. Se trata de tener relaciones sexuales despreocupadamente como parte de la diversión del fin de semana. "La promiscuidad que da este tipo de conductas incrementa el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual, entre ellas las virales asociadas a cáncer de cuello uterino y de pene". Y es fundamental que padres e hijos estén claros en ello.

SOBRE EL EMBARAZO NO DESEADO 
Marisela se entera de que su hija Fabiola, de 18 años, está embarazada. ¿Cómo actuaría? 
"En el momento no le diría nada. Me encerraría en mi cuarto para relajarme y pasaría allí un par de horas hasta asimilar la noticia. Luego le hablaría y, después de decirle que ha actuado como una tonta, la apoyaría. Me sentaría con ella a analizar las distintas opciones: casarse o no, tener al niño o no, darlo en adopción. Aun cuando no estaría de acuerdo, si su decisión es abortar, le haría ver el aspecto legal (no está permitido por la ley) y moral, y cómo esa decisión puede perseguirla por el resto de su vida y, desde el punto de vista físico, lo peligroso que puede ser. Pero definitivamente trataría de que haga lo que para mí es lo ideal: tener a ese bebé".  
Entre las muchachas de hoy, el embarazo es lo más temido. Y por eso es también el riesgo más combatido. Los avances de la ciencia han dado con una fácil solución al problema: la tan controvertida e igualmente utilizada píldora post coital o de emergencia. Y muchas hijas la conocen. Más dramático aún: la toman habitualmente.  
"Las niñas se compran su pastilla post coital y no hay problema; a las dos semanas, esperan su menstruación", comenta Rísquez. Pero tomar este medicamento hormonal también implica riesgos. "Hay que explicarles claramente a nuestras hijas que la anticoncepción post coital no es la ideal. Que ésta es para usarse ante un evento inusual. Como su nombre lo dice: una emergencia". 

SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD 
Romelia sospecha que el mejor amigo de su hijo Rafael, de 17 años, es homosexual y está interesado en él. O, lo que también es posible, sospecha que su propio hijo es homosexual. ¿Qué posición asumiría ante cualquiera de las dos situaciones? 

"Si sospecho que su mejor amigo es homosexual se lo haría saber. Le comento que la actitud de ese muchacho me llama la atención y averiguo qué piensa él. No le recomendaría cortar la relación, pues cada quien puede tener su forma de pensar, y si su amigo es homosexual y está interesado en él, pues es mi hijo quien decidirá qué hacer. Si sospecho que mi hijo lo es, preferiría esperar a que él me hablara del tema".  
Según Rísquez, la homosexualidad siempre ha existido, pero fue reprimida por mucho tiempo. Hoy, para muchos, sigue siendo una situación difícil de manejar. El doctor hace una precisión...  
"Hay niños y niñas que piensan que son homosexuales a una edad muy temprana, cuando ni siquiera han tenido chance de definirse sexualmente y, mucho menos, de haber experimentado". En este sentido, habría que destacar que no se habla de homosexualidad en la adolescencia, sino ya entrada la adultez. Cuando de jóvenes se trata, lo correcto es hablar de experiencias homosexuales, lo cual implica que este comportamiento no necesariamente será definitivo en sus vidas.  
Si los padres sospechan que su hijo ha tenido experiencias homosexuales, y no saben cómo manejar el tema, es conveniente buscar asesoría psicológica. 

SOBRE EL ABUSO SEXUAL 
Inés sospecha que el papá de la mejor amiga de su hija Mariela, de 14 años, tiene segundas intenciones con ella. ¿Cómo lo manejaría? 
"Yo se lo diría a ella, enfrentaría al hombre y no la dejo ir nunca más a esa casa. Aunque mis hijas no lo creen, el abuso sexual de conocidos existe. Yo les digo que si van a una casa que yo no conozco tienen que estar pendientes y que si alguien trata de ponerles una mano encima salgan corriendo, así sea el papá, el hermano o el tío de su amiga".  
"Tristemente el abuso sexual existe y es frecuente. La mayoría de los abusadores están relacionados con la persona abusada y mientras menor sea la edad de ésta, más habitual es que quien abusa sea alguien del contexto familiar", explica Rísquez.  
Cuando se trata de una violación, lo usual es que el violador sea un hombre simpático, "cariñoso" y muy conocido, en la propia casa y a plena luz del día. Estamos hablando de padrastros, hermanastros, primos y tíos. Y, todavía más increíble, también de madrastras, hermanastras, amigas y señoras de servicio, porque también se da el caso de mujeres adultas que agreden a muchachos jóvenes.  
Situaciones similares hay muchas, lo importante es recordar que el tema de la sexualidad debe hablarse con los hijos sin temores y, de ser necesario, con la ayuda de un especialista. 
Padres de ayer
- El primer error de los padres es asumir que sus hijos saben de sexo o conformarse con que ellos digan que lo saben todo. 
- El segundo es delegar por completo en el colegio o el médico toda la responsabilidad de hablarles sobre el tema o, peor aún, confiar en que "alguien" está informándoles. 

- Muchos prefieren ignorar que hoy en día para los jóvenes es común tener sexo como parte de la rumba del fin de semana.
- La mayoría se ha quedado estancado en la utopía del sexo por amor y cree que sus hijos esperarán al hombre o la mujer ideal. 
- A casi todos les cuesta hablar de sexo directamente. 
- Ninguno se atreve a decirles que el sexo es bueno y placentero, pero que hay una edad para ello. 
- Muy pocos tienen idea de la presión social a la que están sometidos sus hijos.  
- La gran mayoría ignora que muchas veces son las niñas las que inducen a los niños al sexo.  
-  Todos -sin excepción-- se sorprenderían de la avidez de sus hijos por información precisa, de su capacidad para incorporarla y de su necesidad de una guía clara para comportarse sexualmente. 
 Fragmentos: Internet, Revista  Estampas
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¿La cantidad determina la calidad en la educación?


Las respuestas denotan una casi absoluta ignorancia con respecto a la cantidad y la calidad en la educación. La cantidad tiene que ver con todo lo que se puede tocar, contar, medir físicamente. Tiene que ver con la cantidad de profesores, los sueldos, presupuestos, los espacios, limpieza, las horas de estudio, el material didáctico, entre otros

Contar con esto no implica necesariamente tener calidad. La calidad tiene que ver con percepciones, sentimientos y con el desarrollo de habilidades. Esto no deja de ser medible.

Para medir la calidad de la educación en una determinada escuela tendríamos que hacer preguntas más o menos de este tipo: ¿Qué es para ti la educación? ¿Para qué estás estudiando? ¿Qué importancia tiene esta carrera para ti? ¿Cómo piensas articular lo que estás estudiando con la realidad que vivimos en el país? ¿Cuál es tu proyecto de vida? ¿Cómo piensas articular tu proyecto de vida con un proyecto de nación? ¿Cuáles crees tú que son los grandes problemas nacionales? ¿Piensas que tú puedes poner tu granito de arena en la solución de esos grandes problemas que tiene el país? Este es el tipo de preguntas las podría contestar un estudiante de calidad.

¿Para contestar este tipo de preguntas es indispensable un lujoso salón de clases? ¿Es indispensable que tenga una sala de computación? ¿Es indispensable que cuente con todo el material didáctico? ¿Es indispensable que los maestros ganen un buen sueldo? Por supuesto que no, no es un problema si los alumnos cuentan con todos los recursos materiales, lo importante es contar con todo aquello que incrementa la calidad.

Para poner calidad en la educación lo más importante es contar con un maestro que enseñe a pensar, que estimule el ejercicio de la imaginación, que contagie el deseo de tomar responsabilidad por su entorno, que estimule la curiosidad por las ciencias y las artes. Una cualidad fundamental del maestro es su amor por los niños, teniendo esto hará que pueda superar todas las carencias que tenga el maestro.

De nada sirve los estudios que tenga si no tiene la principal cualidad, el amor por los niños.

¿La cantidad determina la calidad en la educación?
No necesariamente la determina, se puede contar con todo lo material y no tener calidad en la educación.
Es bueno que nuestros hijos puedan contar con todos los requerimientos materiales para una mejor educación, pero si no lo tienen no existe la justificación para que no puedan tener calidad, de hecho hay muchas instituciones que tienen todo y al mismo tiempo tienen un alto nivel de deserción escolar o los corren por un exagerado nivel de exigencia.

Es importante clarificar estos conceptos porque con la creencia de que para contar con calidad necesitamos cantidad y como no existen los recursos suficientes para satisfacer las necesidades materiales, entonces estaríamos condenados a la no-calidad.

El gran error es pensar que necesitamos ponernos a la altura de las grandes universidades tecnológicamente hablando para tener calidad. Lo que realmente necesitamos es ponernos a la altura de las necesidades de nuestros pueblos y satisfacerlas en cuanto a la responsabilidad que a nosotros nos corresponde.

En la medida que nos pongamos a ese nivel vamos a jalar todo el apoyo que requiramos para superarnos.
Lo más importante que se requiere para hacer una educación de calidad es la presencia de un alumno y un maestro de calidad.

Un maestro de calidad estimulará la creatividad en sus alumnos y al ejercitarla se plasmará en el universo físico. Si esta se hace evidente ante los ojos de los demás, es posible que genere apoyos materiales para una mejor educación.


 Extractos:
PONZOÑA
La visión ciudadana de lo que acontece
en la zona metropolitana de la ciudad de Méxic




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